Esperando lo irremediable

La pieza "Espera" de Libertad Gills es una de las seleccionadas en la Convocatoria Muestra Internacional de Vídeo "Retratos en Movimiento". Nacida en Ecuador, esta joven cineasta nos cuenta una historia del ayer, proyectada en el hoy. Son los fantasmas del pasado. 



RnM: ¿Cómo conociste al personaje de la pieza?
LG: Es mi madre! Ella escribió el texto y cuando lo leí pensé inmediatamente en hacer un corto con ella. Le propuse la idea y aceptó.

RnM: ¿Cómo está la cuestión de los inmigrantes en Ecuador?
LG: No conozco bien la situación de los inmigrantes en Ecuador entonces no podría decir mucho sobre eso. Realmente solo puedo hablar desde mi propia experiencia. Nací en Ecuador pero de cierta manera se podría decir que soy inmigrante aquí también porque viví toda mi vida en el extranjero. Esta posición adentro-afuera (que siento tanto aquí como allá) me da otra perspectiva desde la cual veo el mundo. La protagonista de mi corto también vive en este lugar, adentro y afuera, y esta perspectiva le permite hacer conexiones entre distintos tiempos y países.

Por otro lado, sí puedo decir que hay mucha xenofobia en el país. Es algo que no se discute lo suficiente en los medios pero gracias a documentales como La importancia de llamarse Satya Bicknell Rothon (Khalifé, 2013) o Con mi corazón en Yambo (Restrepo, 2011) podemos ver y sentir las feas y dolorosas consecuencias que puede tener la xenofobia.

RnM: ¿Qué te parece la cuestión de los que tuvieron que salir de sus países por la persecución política de las dictaduras?
LG: Primero, no podemos decir que es algo que pasó (en el pasado) porque todavía sigue pasando. Por ejemplo, miremos el caso de alguien como Edward Snowden quien vive de manera oculta en Rusia o Julian Assange quien está atrapado en la embajada ecuatoriana de Londres desde junio 2012. Estas son personas perseguidas por razones políticas que no pueden vivir tranquilamente en sus países con sus familias.

Para mí, el exilio no es solamente una condición física sino mental y emocional. No es algo que dura un año o diez; siempre está ahí. El exilio tiene consecuencias reales no solo para la persona perseguida, sino también para toda su familia y su país, porque las futuras generaciones sufren la ausencia de esa persona y otras personas como ella, personas que no tienen miedo de pensar distinto y de cuestionar lo que otros toman por aceptable o simplemente por observar lo que está pasando y decir lo que nadie más dice. Al mismo tiempo, los países que reciben a los exiliados se benefician muchísimo, especialmente en el sentido cultural. Arístides Vargas, por ejemplo, se fue de Argentina en 1975 para huir de la persecución política. Viviendo en Ecuador fundó uno de los grupos de teatro más importantes de América Latina: el grupo Malayerba. Creo que es imposible hablar del teatro en Ecuador sin mencionar al grupo Malayerba.

Todos los países necesitan la presencia de personas así, como Vargas, como mi madre, como los millones de perseguidos políticos del mundo, para crecer, para desarrollarse, para ser mejores. Necesitamos apoyar a estas personas, de ser solidarios con ellas.